En carácter, en comportamiento, en estilo, en todas las cosas, la suprema excelencia es la sencillez.
Es curioso observar que casi todos los hombres que valen mucho son de maneras sencillas; y las maneras sencillas son tomadas siempre por indicio de poco valor.
Hay más simplicidad en el hombre que come caviar por impulso, que en el que come nueces por principio.
La única simplicidad que vale la pena conservar es la del corazón, la simplicidad que acepta y goza.