Es posible encontrar mujeres que jamás hayan tenido un amorío, pero es difícil encontrar quien no haya tenido más que uno.
En la amistad como en el amor, se es más a menudo feliz por las cosas que se ignoran que por las que se saben.
El mayor esfuerzo de la amistad no es mostrar nuestros defectos al amigo, sino hacerle ver los suyos.
Lo que hace que la mayoría de las mujeres sean tan poco sensibles a la amistad es que la encuentran insípida una vez que han aprobado el gusto del amor.
El placer del amor consiste en amar, y se es más feliz por la pasión que se siente que por la que inspira.
Nuestro arrepentimiento no es tanto una contrición por el mal que hemos hecho como por el que puedan hacernos.