La manera de ahogar la desesperación y hacer que renazca la esperanza, es rectificando los errores del pasado.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no osa pensar, es un cobarde.
Un hombre joven de años puede ser viejo de horas, si no ha perdido el tiempo.
No existe placer que pueda compararse al de mantenerse erguido sobre el terreno de la verdad.
Poca filosofía aparta la religión, mucha filosofía lleva a ella.
Todo remedio violento está preñado de un nuevo mal.
Un rostro humano es una muda recomendación.
Un hombre no es más que lo que sabe.
El cuerpo sano es el hospedaje del alma; el enfermo, su prisión.
La inseparable propiedad del tiempo consiste en revelar siempre la verdad.
Los viajes en la juventud son una parte de educación, y en la vejez una parte de experiencia.
Una paz prolongada acaba con el vigor y corrompe las costumbres.