Es preferible estar solo a frecuentar malas compañías, porque somos más propensos a copiar los vicios de los demás que sus virtudes, de la misma manera que la enfermedad es más contagiosa que la salud.
Infaliblemente, el hombre bueno será cada vez mejor y peor el malo, porque tiempo, virtud y vicio siempre van en aumento.
Hay en el orgullo una paradoja: hace ridículos a algunos hombres, pero impide que otros lleguen a serlo.