No hay cosa más honrosa ni alegre en la vida, que dejar memoria de vuestros dichos y hechos en los que deseáis que os recuerden.
La fama meritoria no está al alcance del dinero ni tampoco es asequible a las inteligencias o espíritus vulgares. No hay bienes de fortuna que pueda comprarla, porque esa fama se adquiere mediante el propio sacrificio a través de las expresiones excelsas de ser, sobre todo valiéndose del poder cerebral que natura nos donara.