Lucha, si eres soldado, ante el invasor; mas compadécete de su mujer y de su huérfano.
No rehuyamos la lucha cuando se trata de preservar el derecho o la dignidad del hombre; sólo así podremos congratularnos de pertenecer a la humanidad.
Haz por ser semejante a un promontorio contra las olas de la mar; se estrellan de continuo y él se mantiene inmóvil, mientras que ellas hinchadas caen y se adormecen alrededor.