El hombre malo se deleita con la dicha, mientras el mal que ha hecho no llega a la madurez. Pero tan pronto como llegue, la desgracia se abatirá sobre él.
Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos.
La juventud no se atreve a mirarse en el espejo de la conciencia cuando se inclina del lado de la justicia, mientras que la edad madura ya se ha visto en él; ésa es la diferencia entre ambas fases de la vida.