¡Cuánta estupidez, cuánta bellaquería y cuánta tristeza se esconde a veces bajo la máscara del buen sentido!
El privilegio de la mujer que amamos más de lo que ella nos ama, es hacernos olvidar a cada momento las reglas del buen sentido.
Habiéndole preguntado a uno sobre lo que más raro le parecía en el mundo, respondió: «Lo que pertenece a todos, es decir, el sentido común».