Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Donde millones de hombres se arredraron, allí empieza tú a trabajar.
Hay hombres que sólo tienen una idea, y equivocada.
Es maravilloso lo que es capaz de hacer un hombre cuando se le enciende la sangre.
Las herramientas melladas se emplean a veces con éxito allí donde no sirven las más afiladas.
Yo experimento un profundo y humilde deseo: de aumentar la cantidad de alegría inofensiva.
En el corazón humano hay cuerdas que será mejor no hacer vibrar.
El hombre es un animal de costumbres.
Una aflicción verdadera nos hace más accesibles a la dicha.
He aquí la regla de todo negocio: engaña a los demás, de lo contrario, te engañarán ellos.
Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas.
Una aflicción verdadera nos hace accesibles a la dicha.