Es maravilloso lo que es capaz de hacer un hombre cuando se le enciende la sangre.
Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Donde millones de hombres se arredraron, allí empieza tú a trabajar.
Hay hombres que sólo tienen una idea, y equivocada.
Las herramientas melladas se emplean a veces con éxito allí donde no sirven las más afiladas.
Yo experimento un profundo y humilde deseo: de aumentar la cantidad de alegría inofensiva.
En el corazón humano hay cuerdas que será mejor no hacer vibrar.