Una aflicción verdadera nos hace accesibles a la dicha.
En los apretados peligros, toda la razón se atropella.
Es algo infalible que aquellos que se familiarizan con un peligro cualquiera acaban amándolo.
Un peligro previsto está mitad suprimido.
Es el peligro menos esperado el que más aprisa llega.
El peligro llega más pronto mientras más se le desprecia.
El constante peligro se torna en placer.