La noche es una rosa, mística rosa negra, salpicada de pólenes de plata: las estrellas.
Tus ojos: clara piscina / donde abreva el ideal. / Tu mirada; un madrigal / de Gutierre Cetina.
Sé fuerte para tener el derecho de ser pacífico.
El que más ama más perdona.
Es preciso que todos los corazones estén crucificados a fin de que se obtenga el fin supremo del universo, que es el perfeccionamiento por el dolor.
Tu verso es como el oro sin la liga: radiante, dúctil, poliforme y bello.
La vida es como una arca inmensa llena de posibilidades. Es como un enorme río lleno de posibilidades.
Ella se puso roja, ¿no es esto de rigor? Y... naturalmente, se volvió más bella.
El espíritu del cristianismo es un espíritu de sacrificio.
Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales. Dentro de ti está siempre el secreto; dentro de ti están todos los secretos.
El talento verdadero siempre emerge; si el medio le es hostil, lo vence; si es diferente, crea un medio mejor.
Yo defino el temor: una autosugestión más o menos voluntaria de inferioridad.
Dios que dio al cielo sus luminares, quiso que atravesaras por mis tristezas como un rayo de luna sobre mares.
Todo lo que existe, cuando es diáfano, es sereno y triste.
