Hay una cosa peor que la tristeza. Hay un sentimiento como de no estar aún bastante triste, como si la poca alegría que aun nos queda fuera del pecado, cuyo castigo ya se nos está preparando.
Evita, por encima de cualquier circunstancia, la tristeza; que tu alegría no sea fruto de las circunstancias favorables, sino fruto de ti mismo.