Todo lo que existe, cuando es diáfano, es sereno y triste.
La tristeza es templaza de los dolores del alma.
Hay una cosa peor que la tristeza. Hay un sentimiento como de no estar aún bastante triste, como si la poca alegría que aun nos queda fuera del pecado, cuyo castigo ya se nos está preparando.
La tristeza es una enfermedad en la que el paciente debe tratarse a sí mismo.
Estar triste es casi siempre pensar en uno mismo.
Si me dan a elegir entre la tristeza y la soledad, me quedo con la tristeza.
La tristeza ocupa siempre lo interior de las alegrías del hombre.