Ya tienes un despertador en el pecho que te dice más de dos mil veces cada hora que hay en ti un espíritu vivo, no pierdas los días en una enojosa dejadez y en el tedio de no hacer nada.
Cuando debo asignar una tarea pesada se la doy a un perezoso; seguro que hallará una manera fácil de llevarla a cabo.
Es imposible gozar perfectamente el placer de no hacer nada, si no se tiene un gran cúmulo de cosas por hacer.