La inquietud es la mayor calamidad que puede alcanzar el alma, salvo el pecado.
La inquietud no es un accidente que a unos ocurra y a otros no. Está en la misma esencia de nuestro ser.
Tantas idas y venidas, / tantas vueltas y revueltas, / quiero, amiga, que me diga: / ¿Son de alguna utilidad?