Los críticos son hombres que hubieran sido poetas, historiadores o biógrafos, de haber podido. Han ensayado su talento en una u otra cosa y han fracasado; por eso se convierten en críticos.
Uno está tan expuesto a la crítica como a la gripe.
Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas.
Es mucho más fácil criticar que hacer justicia.
Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura; el resto siempre dice y hace lo que debe.
Al que gusta de criticar todos los asuntos, no debe mostrársele ninguno.
El pensador no tiene necesidad de nadie para ser refutado, de ello se encarga él mismo.