Las viejas costumbres no se rompen fácilmente, el que intenta cambiar todo el curso de su vida, con frecuencia trabaja en vano.
La vieja costumbre con dificultad se deja.
La costumbre es el más imperioso de todos los amos.
Nada es tan fuerte como la costumbre.
Es una ley inexorable en la vida de los sexos la acción anafrodisiaca de la costumbre.
No cabe esperar que una madre enseñe a sus hijos costumbres diferentes a las suyas.
Lo acostumbrado es como lo natural en nosotros.