Es una ley inexorable en la vida de los sexos la acción anafrodisiaca de la costumbre.
La vieja costumbre con dificultad se deja.
La costumbre es el más imperioso de todos los amos.
Nada es tan fuerte como la costumbre.
No cabe esperar que una madre enseñe a sus hijos costumbres diferentes a las suyas.
Lo acostumbrado es como lo natural en nosotros.
Son las buenas costumbres y los nobles hábitos los que producen las más grandes ideas y los más hermosos amores.