Cuanto más disminuyen los placeres corporales, más aumenta el deseo por el placer de la conversación.
No hay alma sin cuerpo. Sólo Dios está completamente desprovisto de cuerpo.
Tu regazo es como un vaso redondo al que nunca le faltan bebidas.
De la misma manera que la fuerza del espíritu supera la del cuerpo, los sufrimientos espirituales son más intensos que los corporales.
El hombre es esencialmente un paquete de ganglios.
El alma contiene la esencia del hombre. El cuerpo no es más que un instrumento del alma, morada o cárcel, de la que ha de salir para gozar de una felicidad eterna.
Es la voluntad y no el cuerpo lo que nos hace lujuriosos.