Mi risa es mi espada, y mi alegría, mi escudo.
Tu regazo es como un vaso redondo al que nunca le faltan bebidas.
El corazón del hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis a moler, corréis el riesgo de que se triture a sí misma.
Aunque mañana fuera el día del fin del mundo, yo plantaría todavía manzanos el día de hoy.
Uno no es solamente responsable de lo que dice sino también de lo que no dice.
Nadie muere por el trabajo; pero con la vagancia y el ocio son muchos los que se agotan y fenecen, porque el hombre ha nacido para el trabajo, como el pájaro para el vuelo.