Lo malo de mucha gente no es la falta de ideas, sino el exceso de confianza en las pocas que tienen.
No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo.
Las ideas son capitales que sólo ganan intereses entre las manos del talento.
Las ideas, como las pulgas, saltan de un hombre a otro. Pero no pican a todo el mundo.
Si quieres hacer triunfar una idea, envuélvela en una persona.
Las ideas son fuerzas.
La humanidad aprende menos de las ideas acertadas que de las malas experiencias.