La humanidad aprende menos de las ideas acertadas que de las malas experiencias.
Desde muy joven llegué a la conclusión de que los problemas mundiales no se pueden resolver por medio de la fuerza.
La civilización no crea problemas nuevos, sólo intensifica los antiguos, los problemas eternos de la humanidad.
El desequilibrio entre el querer y el poder le llama a uno la atención en todos los aspectos de la vida.
La mayoría de las personas no quieren ver las cosas como son, sino como se las representan.