El temperamento determina con frecuencia el valor de los hombres y la virtud de las mujeres.
Una obra de arte es un rincón de la creación visto a través de un temperamento.
Un hombre parece tener carácter mucho más frecuentemente cuando sigue su temperamento que cuando sigue sus principios.
Hay temperamentos filosóficos y temperamentos antifilosóficos; los temperamentos racionalistas son antifilosóficos.
La filosofía es una visión total del universo y de la vida a través de un temperamento ético.
Quien con un temperamento flemático es imbécil, sería loco con un temperamento sanguíneo.