El hombre no dejará nunca de amar el verdadero sufrimiento; el sufrimiento es la única causa de la conciencia y el hombre por ninguna satisfacción lo trocaría.
Nuestra verdadera alegría emana del sufrimiento, como el bálsamo de la herida abierta en el árbol generoso.
La inquietud y el sufrimiento son nuestras penas mayores; las grandes verdades no se descubren sin pena y trabajo.