Un hombre virtuoso, de juicio y prudencia, no lo habla sino cuando hay silencio.
Dios ama a los que dominan su cólera, a los indulgentes y a los que practican la caridad.
Sé como sándalo que perfuma el hacha que le hiere.
Si amas realmente, despójate de tu personalidad a favor del propio objeto amado; porque desde el momento en que piensas establecer diferencia entre los dos, le eres infiel.
Si no sabes cuál es la situación de una hormiga bajo tu pie, comprende que es idéntica a la tuya bajo la pata de un elefante.