Si todo el mundo supiese lo que todo mundo dice de todo mundo, nadie hablaría de nadie.
De lo que se dice en sociedad, lo que importa es que se tenga gracia; lo de menos es que sea verdad.
Entre las muchas cosas feas, la más fea es una lengua afilada.
¿Qué no acometiera el poder, si no tuviera delante a la murmuración?
Corrientemente más se murmura por vanidad que por malicia.
Muchos dicen mal de mí, / y yo digo mal de muchos; / mi decir es más valiente; / por ser tantos y ser uno.
Aquél murmura hoy de aquel que de otro ayer murmuró.
Dejadlos murmurar, pues nos dejan mandar.
Es querer atar las lenguas de los maledicientes lo mismo que querer poner puertas al campo.
El malediciente no se diferencia del malvado sino por la ocasión.
Si te vienen a decir que alguno ha hablado mal de ti: no te embaraces en negar lo que ha dicho; responde solamente que no sabe todos tus otros vicios, y que de conocerlos hubiera hablado más.
Ningunos consejeros mejores que las murmuraciones, porque nacen de la experiencia de los daños. Si las oyeran los príncipes, acertarían más...