No hay precepto moral alguno que no se pueda universalizar, y sólo hay una moral, que no es popular ni aristócrata, sino humana.
El sentido moral y la cordura se bastan a sí mismos, no necesitan asociarse a una gran inteligencia para hacer la felicidad del hombre.
No hay más que una sola moral, como no existe sino una sola geometría: son dos palabras que no tienen plural.