Todos los crímenes y los vicios tienen como origen la debilidad; por ello no merecen más que compasión.
Si el amor te hace débil, procura que nadie lo advierta. Más vale que te crean débil por naturaleza.
Lo que mejor caracteriza a la debilidad es la extrema movilidad con que la vemos pasar sucesivamente del temor a la esperanza, y de ésta al desaliento.