Lo que mejor caracteriza a la debilidad es la extrema movilidad con que la vemos pasar sucesivamente del temor a la esperanza, y de ésta al desaliento.
Nada es más imperioso que la debilidad cuando se siente apoyada por la fuerza.
En el ser débil está la verdadera miseria.
Las personas débiles no son, generalmente, sinceras.
El veneno que mata al débil es un reconstituyente para el fuerte y éste no le llama veneno.
No hay guerrero, por mejor armado que esté, al que no pueda encontrársele el lado flaco.
Todos los crímenes y los vicios tienen como origen la debilidad; por ello no merecen más que compasión.