La verdadera crítica de arte es la que se funda en el criterio imparcial y la sensibilidad estética desarrollada al máximo en quien la hace.
El arte está consagrado a la alegría y no hay función más elevada ni más seria que la de hacer felices a los hombres. El verdadero arte es el que proporciona la suprema fruición.
Si vuestra obra de arte es buena y verdadera, encontrará su eco y se hará lugar, quizá dentro de seis meses o seis años después de vuestra muerte, ¿qué más da?
El arte es contemplación. Es el placer reservado al espíritumismo está animado. Es la misión más sublime del hombre, puesto que consiste en un empeño de la inteligencia por comprender al mundo.