Aunque mañana fuera el día del fin del mundo, yo plantaría todavía manzanos el día de hoy.
El ruido de las carcajadas pasa, la fuerza de los razonamientos queda.
No ocurre nada irracional que la inteligencia o el azar no vuelvan a poner en recta vía, ni tampoco nada racional que la estupidez y el azar no puedan desencaminar.
Lo peor que le puede pasar a un hombre es coger odio a los razonamientos.
Pasé más de la mitad de mi vida preocupándome por las cosas que jamás iban a ocurrir.