El alma sin cuerpo es una quimera, puesto que nada nos ha revelado nunca ese modo de existir.
No neguemos nada, no afirmemos nada; esperemos.
No se llega a obtener el éxito sin que la delicadeza del alma saque algunas heridas en la lucha.
La gloria pertenece al que ha sido poderoso en palabras y obras, al que haciendo el bien no lo hace triunfar sellándose con su sangre.
Un inmenso río de olvido nos arrastra hasta un abismo sin nombre.
El éxito oratorio o literario se debe siempre a la misma causa: la absoluta sinceridad.
Tan sólo la ciencia puede resolver los eternos problemas cuya imperiosa solución exige la humanidad.
La felicidad de la vida es el trabajo libremente aceptado como un deber.