La gloria pertenece al que ha sido poderoso en palabras y obras, al que haciendo el bien no lo hace triunfar sellándose con su sangre.
La gloria de los grandes hombres debe medirse siempre por los medios que han empleado para adquirirla.
No hay quien deje de contar las glorias del héroe muerto, salvo aquellos para quienes el recuerdo tiene un valor de oposición política.