El que sacrifica a sí mismo nunca yerra.
El amor es la ocupación de los ociosos y el ocio de los ocupados.
El destino se ríe de las probabilidades.
Negocios hechos con diligencia, buenos negocios; negocios hechos con apresuramiento, malos negocios.
El entusiasmo es el ingenio de la sensibilidad; sin él, la verdad no está en condiciones de triunfar.
No existe angustia mayor que la producida por un error del que nos avergonzamos.
La persona más fácil de ignorar es uno mismo.
El hombre tiene mil tentaciones para pecar; la mujer, una solamente; si no puede resistirla, no tiene ningún derecho a nuestra indulgencia.
Para la ciencia prefiera los libros más recientes, para las letras los más antiguos.
En un nombre honesto hay un fuerte baluarte.
Cuando un periódico expone hechos, no habrá nunca imparcialidad.
Una reforma es una corrección de abusos; una revolución es un traspaso de poder.
El genio hace lo que debe; el talento lo que puede.