El que sacrifica a sí mismo nunca yerra.
¿Queréis que alguien os quede fuertemente ligado? Imponedle sacrificios.
Sufrir percances no es sufrir una desgracia; pero soportarlos con abnegación es una virtud meritoria.
La vida de abnegación es casi siempre más agradable que la amargura.
La abnegación ennoblece aun a las personas más vulgares.