La democracia es el destino de la humanidad futura; la libertad, su indestructible arma; la perfección posible, el fin donde se dirige.
El primer gobernante de una sociedad no debe tener más bandera que la ley; la felicidad común debe ser su norte, e iguales los hombres ante su presencia, como lo son ante la ley; sólo debe distinguirse el mérito y la virtud para recompensarlos; al vicio y al crimen para procurar su castigo.
La respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder, y no de trajes ni de aparatos militares propios para los reyes de teatro.