El hombre pasa su vida en razonar sobre el pasado, en quejarse de lo presente y temblar por lo venidero.
Todos los hombres de la historia que han hecho algo con el futuro tenían los ojos fijos en el pasado.
El pasado podría aniquilarse; siempre las penas o el olvido pueden hacerlo; pero el porvenir es inevitable.