El fanatismo es producto de la superstición.
La duda es la madre de las ideas; sólo los ignorantes y los fanáticos no vacilan nunca.
El fanatismo es el efecto de una conciencia falsa, que sujeta la religión a los caprichos de la fantasía y al desconcierto de las pasiones.
El espíritu de un fanático es como la pupila del ojo; cuanto más intensa es la luz, más se contrae.
El mártir espera la muerte, el fanático corre a buscarla.
La historia de las asambleas revolucionarias de todos los tiempos muestra que los fanáticos no han descubierto otro método de persuasión que la matanza sistemática de los adversarios.
¿Qué es más peligroso, el fanatismo o el ateísmo? Sin duda lo es mil veces el fanatismo, pues el ateísmo no inspira pasiones sanguinarias, mientras que el fanatismo sí. El ateísmo no se opone al crimen, pero el fanatismo es causa de que se cometan crímenes.