Lo curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra.
La historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente y advertencia del porvenir.
El capital surge sólo cuando el poseedor de los medios de producción encuentra en el mercado al trabajador libre como vendedor de su fuerza de trabajo, y ya esta sola condición histórica, encierra toda una historia mundial.