¿A qué poder terrible he de alzar mis clamores? ¿A qué elevado templo?
Quejarse del tiempo en que se vive, murmurar de los actuales gobernantes, añorar el pasado y concebir absurdas esperanzas en el futuro son las inclinaciones de la mayor parte de la humanidad.
A Dios en balde mi clamor elevo porque Dios no me escucha; cáliz de acíbar y ponzoña bebo en incesante lucha.