Una cosa bella es un placer eterno.
Una cosa bella es una alegría para siempre.
La muerte es el más alto premio de la vida.
Cuando me esté muriendo quiero que me pongan música; éste será mi postrer deleite.
¿A qué poder terrible he de alzar mis clamores? ¿A qué elevado templo?
El tiempo, esa vieja niñera, / me acuñó en la resignación.