No es fácil que haya verdadera amistad entre dos mujeres, como no es fácil que sean buenos amigos dos comerciantes que venden el mismo artículo.
En todo el mundo no hay una mujer besada, cuyos labios no hayan sido tomados eternamente por sorpresa.
Cuando las mujeres han cumplido treinta años, lo primero que olvidan es su edad. Cuando llegan a los cuarenta, olvidan por completo su recuerdo.