El trabajo constituye un deber indispensable para el hombre social. Rico o pobre, poderoso o débil, todo ciudadano ocioso es un pillo.
No me gusta el trabajo, a nadie le gusta; pero me gusta que, en el trabajo, tenga la ocasión de descubrirme a mí mismo.
El trabajo es el único capital no sujeto a quiebras.
Aunque no sea más que por el mísero afán de descansar, debéis trabajar.
La condición esencial para la felicidad del ser humano es el trabajo.
Los grandes trabajos no son hechos por la fuerza, sino por la perseverancia.
El trabajo es un título natural para la propiedad del futuro del mismo, y la legislación que no respete ese principio es intrínsecamente injusta.