El pensar bien consiste o en conocer la verdad, o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella.
Las personas de vivo ingenio son admiradas o temidas, pero no logran fortuna; las personas juiciosas no llaman la atención, pero la alcanzan.
Todo el mundo se lamenta de su falta de memoria, pero nadie de su falta de juicio.
El juicio sin voluntad es tan inútil como la voluntad sin juicio.
Posee buen juicio aquel que no confía por entero en el suyo.
Los juicios precipitados se inclinan con preferencia a falsa parte, y en ocasiones la pasión ofusca el entendimiento.
No basta ser juicioso, sino que es preciso parecerlo.