Hay dos clases de arrepentimiento: el falso que viene del fracaso y el verdadero que viene de la conciencia de haberlo hecho mal.
Nada hay tan oportuno como arrepentirse del arrepentirse del arrepentimiento.
Quien no acepta el arrepentimiento, no acepta la vida.
¿No es el arrepentimiento el acto más divino en el hombre?
Cualquiera se ofusca y el menos imprudente es el que se arrepiente primero.
Un punto de contrición da a un alma la salvación.
No hay pecado tan grande ni vicio tan apoderado, que con el arrepentimiento no se quite del todo.