Un punto de contrición da a un alma la salvación.
Bendita mil veces la luz desmayada que avaro te presta magnífico el Sol.
¡El mar, el mar! Remedo tenebroso de la insondable eternidad...
Hallarla es cosa preciosa, más temerle es cosa fea.
Los muertos se han de filtrar por la pared.
Dejad tranquilos yacer, a los que con Dios están.
Siempre vive con grandeza quien hecho a grandeza está.
Es el poeta en su misión de hierro sobre el sucio pantano de la vida, blanca flor que del tallo desprendida, arrastra por el suelo el huracán.
La venganza es, hijo mío, de maldición una piedra, que tarde o temprano vuelve al mismo que la suelta.