Las mujeres y los políticos odian a todo el que no pueden engañar; por eso los hombres inteligentes no son nunca afortunados ni en el amor ni en la política.
Cuídate de que nadie te odie con razón.
Es propio de la condición humana odiar a quien nos ofende.
Jamás el odio ha sido apaciguado por el odio; el odio se destruye es una regla eterna y universal.
La gente odia a quienes le hacen sentir su propia inferioridad.
Que me odien con tal que me teman.
Después del amor, lo más dulce es el odio.