Es propio de la condición humana odiar a quien nos ofende.
Cuídate de que nadie te odie con razón.
Jamás el odio ha sido apaciguado por el odio; el odio se destruye es una regla eterna y universal.
La gente odia a quienes le hacen sentir su propia inferioridad.
Que me odien con tal que me teman.
Después del amor, lo más dulce es el odio.
¡Ah, el odio!, ¡el odio! La única pasión que sobrevive a la esperanza.