Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba de ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.
¡Trabaja! Si no lo necesitas como alimento, lo precisas como medicina.
La naturaleza, el tiempo y la paciencia, son los tres grandes médicos.
Sólo el médico y el dramaturgo gozan del raro privilegio de cobrar las desazones que nos dan.
Es fácil de comprender el espíritu que anima a la medicina; a todos estudia a fondo, grandes y pequeños, para dejar al fin que todo marche como Dios quiere.
Los campos santos guardan tus trofeos, y las campanas tus victorias cuentan.
La prueba de que nunca fue mi médico, es que estoy vivo todavía.